¿Qué son las onomatopeyas y por qué los escritores deben usarlas?

Grant Robinson
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Las onomatopeyas son recursos literarios que aportan una mayor dimensión a la escritura a base de estimular el sentido auditivo. Si se utiliza de manera eficaz, la onomatopeya es una poderosa herramienta para una redacción excepcional.

 

ONOMATOPEYAS Y CÓMO SE UTILIZAN

Una onomatopeya es una de esas palabras que hacen que el autocorrector valga su peso en oro. La onomatopeya es más un concepto que una definición real de un aspecto de la lengua. Es a la vez un término recién creado y una palabra que representa fonéticamente el sonido del objeto que describe, además de ser algo completamente distinto desde el punto de vista gramatical y una rareza del lenguaje.
 
 

¡BOOM! ¡BOOM! ¡BOOM!

Este título repetitivo es un ejemplo de uno de los tipos de onomatopeyas. Los aficionados a los cómics son, probablemente, las personas que están más expuestas a esta clase de onomatopeyas. Cuando se acompaña un puñetazo de un ¡ZAS! o un frenazo de un ¡ÑIIIIIII!, o cuando, de la misma forma, Roy Lichtenstein utilizaba esos efectos en su arte pop, se está usando una onomatopeya. De esta manera, la onomatopeya denota una palabra cuya pronunciación imita al sonido que describe. Mu, runrún, quiquiriquí y clic son palabras del diccionario que también son onomatopeyas. Pero no tienen que ser vocablos propiamente dichos, también se pueden inventar con un fin concreto.
 

SI PUDIÉSEMOS HABLAR CON LOS ANIMALES

Las onomatopeyas son prácticamente inevitables a la hora de hablar sobre animales: el gato maúlla o ronronea, la vaca muge, el pollo pía y la abeja produce un zumbido. De igual manera, el mundo de las máquinas tiene sus propios sonidos que se mimetizan en onomatopeyas. Las bocinas de los coches pitan, los motores rugen y los trenes traquetean.
 
Las onomatopeyas son prácticamente inevitables a la hora de hablar sobre animales: el gato maúlla o ronronea, la vaca muge, el pollo pía y la abeja produce un zumbido.
 

HABLANDO EN GRIEGO CLÁSICO

En sentido estricto, la imitación de un sonido es el proceso de mimetizar su eco. Si estuvieras en la antigua Grecia, una onomatopeya sería una palabra recién acuñada, creada deliberadamente para un fin. En la actualidad, esto sigue siendo cierto, pero las onomatopeyas también encierran otros aspectos.
 

EL PODER DE LAS ONOMATOPEYAS

Cuando se utilizan de forma eficaz, las onomatopeyas ayudan a dar vida a los textos haciendo que las palabras sean más convincentes. Y si no que se lo pregunten a cualquier rapero… El poder de la onomatopeya reside en que estimula otro de los sentidos del lector. Son “sonidos escritos” que aportan gravedad y profundidad a pasajes que de otra forma podrían parecer insustanciales. Si alguien sorbe en vez de beber, se invita al lector a imaginar el sonido y probablemente la coherencia de lo que se describe.
 

ESCLAVOS DEL RITMO

P: ¿Cuándo no es una onomatopeya una onomatopeya?
R: Cuando es una onomatopeya.
En lugar de utilizar “palabras como sonidos” y la aliteración y la consonancia para flexionar el flujo de la gramática, se pueden crear efectos onomatopéyicos mediante la susurración del ritmo, la rima, la repetición y la pronunciación de frases enteras. Estas, especialmente cuando se leen en voz alta, tienen sonidos fonéticos que reflejan el asunto u objeto que se describe.  La lúgubre poesía de Edgar Allan Poe consigue que el lector imagine paisajes sonoros cada vez que pasa la página. ¿Qué es “And the silken sad uncertain rustling of each purple curtain” si no el sonido de unas cortinas moviéndose lánguidamente?
 

TAN IMPORTANTE COMO EL SONIDO

La onomatopeya como figura retórica discurre en paralelo con el lenguaje en el ámbito del simbolismo sonoro. Las palabras son sonidos a los que atribuimos un significado, y la onomatopeya imita los sonidos que nos rodean. Está directamente conectada a su significado sin necesidad de definiciones abstractas. En la estructura del idioma inglés, hay una gran proporción de palabras que comparten un determinado fonema y un significado parecido. Esto es la onomatopeya como representación simbólica (en forma de sonido) de una respuesta fundamental al atributo de un objeto. A medida que las onomatopeyas se convierten en palabras, las conexiones preliterarias se van incorporando al lenguaje.
 
A medida que las onomatopeyas se convierten en palabras, las conexiones preliterarias se van incorporando al lenguaje.
 
Como ejemplo misterioso que aún no tiene explicación por parte de lingüistas ni psicólogos, las cosas relacionadas con la nariz llevan el sonido “sn” (snuffle, sneeze y snot) mientras que las cosas que brillan llevan el sonido “gl” (glow, glimmer y glitter). Este idioma tiene una gran abundancia de asociaciones parecidas. Esta peculiaridad no se da en todas partes, pero los sonidos tienen algo que despierta una respuesta instintiva en la gente.
Algo que se ha observado incluso de forma experimental. En 1929, el padre del aprendizaje por comprensión súbita, Wolfgang Köhler, llevó a cabo un experimento que resultó en el descubrimiento del efecto “bouba/kiki”. Mostró a hablantes de idiomas diferentes dos formas, una redondeada y otra puntiaguda. Y les dijo que una se llamaba “baluba” y la otra “takete”. Hubo una fuerte preferencia por asignar la palabra takete a la forma puntiaguda y baluba a la redondeada. Esto indica que el cerebro humano relaciona sonidos abstractos con formas de manera consistente. Este fenómeno se ha observado incluso en niños de tan solo dos años y medio.
 

LA RAÍZ DE TODO LENGUAJE

Algunos lingüistas y psicólogos creen que las onomatopeyas podrían haber sido la primera forma de lenguaje humano, en una época en la que nuestros ancestros imitaban los sonidos del mundo natural que les rodeaba. Y a medida que desarrollaban un lenguaje y una forma de comunicación más ricos, las palabras conservaban sus sonidos originales. En el idioma contemporáneo, cuervo se dice kaakaa, que sin duda es el resultado de una imitación antigua del sonido que produce este animal.
 

UTILIZA LA ONOMATOPEYA

Si los escritores buscan causar sensación, la onomatopeya puede ser una buena forma de hacer que sus palabras tengan efecto y sean memorables. Ya sea como vocablo nuevo, la descripción de un sonido o una estructura gramatical, las onomatopeyas dan vida a la escritura con paisajes sonoros que potencian la experiencia del lector. Así como un “sniff” que se convierte en un “snide sneer” tiene su raíz onomatopéyica en fonemas relacionados con la nariz, hay frases aliteradas que utilizan la acentuación para sugerir paisajes sonoros imaginarios que complementen el sentido de la oración.
Onomatopeya no es una palabra que se use todos los días, pero son tan cotidianas como escribir y hablar. Cuando se utilizan con otros recursos literarios como asonancias, eufemismos o metáforas, el escritor puede producir un contenido más impactante y memorable.