El fascinante desarrollo del lenguaje de signos

Alexandra Hicks
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Tal y como su nombre sugiere, las lenguas de signos (también conocidas como lenguajes de señas), son idiomas que utilizan signos y símbolos complejos creados con el movimiento de las manos. Y no, no es ni tan remotamente parecido al lenguaje corporal.

Contrariamente a la creencia popular, las lenguas de signos son naturales y originales, y utilizan su propio conjunto de gramática, vocabulario y léxico en base al lugar en que se originan. Debido a ello, las lenguas de signos no son universales ni comprensibles entre sí por todas las nacionalidades. Por ejemplo, la lengua de signos norteamericana (ASL) es totalmente diferente de la lengua británica de señas (BSL), pese a lo similares que son ambas variantes habladas.
Expertos lingüistas coinciden en que el lenguaje de signos es tan natural como el de una lengua oral. En este sentido, por “natural” entendemos que, al igual que las palabras habladas, los idiomas por señas también se constituyeron por sí mismos, sin ningún tipo de planificación previa. Aunque las lenguas de signos son conocidas por su predominancia en las comunidades y culturas de personas sordas, también las utilizan personas capaces de oír pero que no pueden hablar como consecuencia de algún tipo de discapacidad o enfermedad.
 

RELACIÓN CON EL IDIOMA HABLADO

Existe un mito comúnmente extendido por el que las lenguas de signos no son más que idiomas orales expresados mediante señales con las manos, o que todas han sido creadas por personas que podían oír. Pero lo cierto es que esto no podría estar más lejos de la realidad, ya que las lenguas de señas han sido desarrolladas por la gente que las usa. Aparte de pedir prestados algunos elementos de las lenguas orales (algo que en cualquier caso sucede en todos los idiomas, como por ejemplo la influencia del latín en muchos romances actuales), los lenguajes de signos son totalmente independientes de los idiomas orales y se desarrollan también de manera muy distinta.

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Lo que resulta interesante es que el cerebro procesa todos los idiomas de manera muy similar, ya sean hablados, por señas o provengan de regiones distintas. Incluso las lenguas de signos poseen su propio abecedario, conocido como alfabeto manual, que incluye una lista de caracteres únicos que son necesarios para expresar cosas como pronombres o conceptos abstractos. Esta es una de las posibles razones por las que muchas personas creen que ambos están interconectados de alguna forma.
Por lo general, los lenguajes de signos están más emparentados con otras lenguas de signos que los idiomas orales entre sí. Esto se debe fundamentalmente a que las señas están más conectadas a objetos y lugares del mundo real, como no podía ser de otra forma, mientras los idiomas hablados son más conceptuales.
 

LA ICONICIDAD EN LA LENGUA DE SIGNOS

La iconicidad del idioma significa que la palabra en sí misma expresa el significado de una palabra o seña concreta. Básicamente se trata de una analogía literal, en vez de una palabra o seña arbitraria. En los años 70, los idiomas muy icónicos no se consideraban idiomas de verdad. Sin embargo, se ha determinado que la iconicidad es una característica clave de todos los idiomas, ya sean hablados o por señas.
Los primeros estudios sobre la iconicidad se publicaron a finales de la década de los 70 y del comienzo de los 80, aunque no lograron convencer y en general esta teoría fue rechazada. Pese a que los lingüistas sí reconocían la conexión entre determinados aspectos del idioma, lo consideraban más una coincidencia que un aspecto de peso del idioma.
En inglés, un ejemplo de iconicidad sería referirse a algo como “itty, bitty, teeny, weenie” (una serie de diminutivos que expresan poco tamaño). En ASL, los signos que expresan emociones como “feliz”, “enfadado” y “sentir” se señalan en el pecho, cerca del corazón. Otro ejemplo del ASL serían las señales cognitivas de “pensar”, “saber” y “comprender”, que siempre se producen cerca de la sien.
 
Los primeros estudios sobre la iconicidad se publicaron a finales de la década de los 70 y del comienzo de los 80.
 

VARIACIONES Y ORÍGENES DE LOS LENGUAJES DE SIGNOS

Se desconoce el número total de lenguas de signos en el mundo, pero el Ethnologue, un documento anual que ofrece datos y estadísticas sobre los idiomas del mundo, enumera 137 lenguajes de señas oficiales en todo el mundo. Las lenguas de signos se dividen en tres categorías principales: lenguas de signos para sordos, que se utilizan en aquellas zonas donde las personas forman sus propias comunidades de sordos; lenguas de signos de pueblos, que son idiomas locales y autóctonos que se desarrollan a lo largo de generaciones y que utilizan un gran número natural de habitantes sordos; y lenguas de signos auxiliares, que varían en complejidad y que a menudo se usan en colaboración con otras lenguas habladas.
Cada continente (y país dentro de un continente) también posee su propia variedad de lenguaje de signos. En África hay un mínimo de 25 lenguas de signos distintas, y al menos 13 de ellas han sido introducidas por extranjeros de Europa y América. En los Estados Unidos domina el ASL, y cerca de 500.000 personas afirman que es su lengua materna. ASL recibe una gran influencia de una combinación de la lengua de signos francesa (FSL) y del lenguaje de señas de Martha’s Vineyard (MVSL), y también se emplea en Canadá, África Occidental y el Sudeste Asiático.
En el resto del continente americano hay más de 30 lenguajes de signos reconocidos, incluyendo pequeñas variedades nativas y de lugares concretos. En Asia y las islas del Pacífico, cada país posee una lengua de signos documentada, excepto las Islas Salomón. Los lenguajes de signos europeos están influidos sobre todo por FSL, pero hay una serie de países, como el Reino Unido, Alemania y Suecia, que tienen sus propios dialectos por señas únicos. Las lenguas de signos de Oriente Medio son un caso único porque todas tienen el mismo origen árabe.
 
Cada continente (y país dentro de un continente) también posee su propia variedad de lenguaje de signos.
 

DIFERENCIAS DE LAS LENGUAS DE SIGNOS

Los lenguajes de signos son distintivos, y hay un par de elementos clave que conviene recordar al estudiarlos. Por ejemplo, en el lapso de unas pocas generaciones, gestos improvisados se podrían convertir en una lengua de signos de pleno derecho. En 1980 abrió sus puertas el primer colegio para niños sordos de Nicaragua. Los estudiantes que acudían al mismo nunca habían estado con otras personas sordas, por lo que comenzaron a comunicarse mediante gestos que empleaban en casa y acabaron creando un idioma único conocido por todos los estudiantes. Aunque al principio no tenía reglas ni una estructura oficial, acabó por convertirse en el Idioma de Señas de Nicaragua (ISN).
Otro dato interesante es que los niños aprenden y desarrollan las lenguas de signos de la misma forma en que aprenden idiomas orales: por fases. En un comienzo, los bebés “balbucean” con sus manos. A continuación comienzan a formular palabras, sustituyendo los gestos más complejos con las manos por otros más sencillos. A continuación comienzan a enlazar palabras clave unas con otras para formar frases, salvo por muletillas como “el” o “y”. Por último, empiezan a formar frases completas siguiendo las reglas gramaticales estándar.
Es importante que tengamos en cuenta que el daño cerebral afecta a los lenguajes de signos de la misma forma que a un idioma hablado. Al igual que quienes emplean palabras orales, si alguien que utiliza lengua de signos de forma fluida sufre un infarto o una lesión cerebral grave, podría tener problemas en su habilidad para comunicarse. De igual forma que “hacer sonidos” es distinto a hablar, “hacer gestos” no es lo mismo que señalizar.
 

REFLEXIÓN FINAL

En resumidas cuentas, una lengua de signos no se parece en nada a un idioma hablado. Se trata de una forma única y efectiva de comunicarse y, de alguna forma, mucho más práctica. Si estás interesado en aprender una lengua de signos, ten en cuenta que requiere de mucho tiempo, paciencia, determinación y, en ocasiones, de un buen sentido del humor. Hay muchos lugares a los que puedes acudir en busca de información, como campus y universidades, centros sociales para sordos, centros dedicados a problemas del habla y la audición, escuelas nacionales para sordos y otros muchos programas educativos dirigidos a personas sordas.