Los beneficios de un cerebro multilingüe

Steven Mike Voser
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¿Sabías que el cerebro de un hablante bilingüe podría funcionar de forma distinta al de un monolingüe? En este artículo analizamos los beneficios de hablar dos (o más) idiomas.

Hola. Ciao. Bonjour. Hallo. Hello.
Es realmente difícil determinar con exactitud cuántos bilingües hay en el mundo, pero las cifras aproximadas señalan que en torno a la mitad de la población mundial habla al menos dos idiomas.
En ese caso, es probable que conozcas a alguien que hable otra lengua, o que tú mismo hables otro idioma que no sea el español.
¿Pero sabías que el cerebro de un bilingüe podría ser diferente al de un monolingüe?
En este artículo analizamos en profundidad el cerebro multilingüe. En primer lugar, exploraremos formas de medir la capacidad idiomática y de aprender idiomas, antes de adentrarnos en las diferencias entre los cerebros bilingües y los monolingües.
 

¿CÓMO PODEMOS CALCULAR LA CAPACIDAD IDIOMÁTICA?

La capacidad para los idiomas se mide al hablar y al escribir, dos ejercicios activos, y al escuchar y al leer, dos ejercicios inherentemente pasivos.
En teoría, un hablante bilingüe bien equilibrado mostrará una capacidad similar en estos cuatro ejercicios. Sin embargo, este no siempre es el caso.
De hecho, muchos bilingües y quienes están aprendiendo nuevos idiomas, reconocerán que algunas de estas áreas se les dan mejor que otras.
Muchos también reconocerán que pueden comprender un idioma mejor de lo que lo pueden hablar o escribir. Esto se debe a que el cerebro funciona de manera muy distinta al aprender/practicar de forma activa en comparación con cuando lo hace de manera pasiva.
Cuando hablas o escribes, estás tratando literalmente de expresarte a ti mismo empleando un banco de información que has aprendido en el pasado.
En otras palabras, básicamente estás cogiendo información antigua y utilizándola para crear nuevas palabras, frases u oraciones.
No obstante, cuando lees o escuchas no estás creando información, sino que lo que estás haciendo es absorbiéndola, procesándola y almacenándola.
Entonces, al hablar o escribir, echarás mano de esta información para formular lo que quieres decir.
Esto se asemeja a la investigación y a las fases de escritura de una redacción o proyecto.
Durante la fase de investigación, tu cerebro recoge información, la procesa y, por último, la almacena.
Cuando llega el momento de escribir o crear tu proyecto, tu cerebro se ve obligado a utilizar esta acumulación de información para crear algo nuevo.
 
Alrededor del 50% del planeta habla dos idiomas.
 

TIPOS DE BILINGÜISMO

Los especialistas en idiomas concuerdan, por lo general, en que existen tres tipos principales de bilingües:

  1. Bilingües compuestos: personas que aprenden dos idiomas utilizando tan solo un único conjunto de conceptos. Por ejemplo, un niño pequeño que emigra a otro país a una edad temprana y debe aprender tanto su lengua materna como un segundo idioma al mismo nivel de conocimiento.
  2. Bilingües coordinados: estos individuos aprenden dos idiomas empleando dos conjuntos de conceptos. Por ejemplo, niños mayores (hasta la adolescencia) que emigran a un país nuevo y aprenden un segundo idioma en la escuela, pero que siguen hablando su idioma materno en casa o con amigos.
  3. Bilingües subordinados: este tipo está formado por aquellas que aprenden un segundo idioma filtrándolo primero a través de su idioma materno. Son bilingües subordinados, por ejemplo, los adultos que se trasladan a un país nuevo y aprenden una lengua nueva con un conocimiento total de su lengua materna.

 

¿CÓMO APRENDEMOS UN IDIOMA?

Como la capacidad idiomática se mide en base a hablar, escuchar, leer y escribir, la forma en que aprendemos resulta obvia.
Primero de todo, aprendemos a reconocer sonidos/palabras y lo que estos representan, y a continuación comenzamos a practicar y a utilizar esos sonidos para expresarnos nosotros mismos.
Los neurocientíficos están fascinados por el arte de aprender una lengua, especialmente en los bebés. Y la investigación en estos campos muestra que aprender un idioma resulta en realidad bastante más complicado de lo que parece.
Los expertos en el idioma y los neurocientíficos están de acuerdo en que existe un periodo crítico para aprender una lengua, ya que nuestra capacidad para aprender nuevos idiomas se encuentra en su punto más álgido. Por desgracia, este periodo crítico suele comprender desde el nacimiento hasta los 7 años.
A partir de ahí, aprender nuevos idiomas se vuelve progresivamente más difícil, y la facilidad para ello decrece exponencialmente ya en la pubertad.
¿Pero a qué se debe esto?
 

EL PERIODO CRÍTICO PARA APRENDER IDIOMAS

En un discurso de 2010 en TedX, en Seattle, Washington, Patricia Kuhl, profesora de ciencias del habla y de la audición de la Universidad de Washington, exploró el fenómeno de este periodo crítico.
En su investigación, la profesora Kuhl analiza el periodo en el que los bebés tratan de dominar los sonidos que escuchan en su idioma.
Sus investigaciones confirman que los bebés son excepcionalmente buenos identificando los sonidos que cambian en su lengua. Y lo que es más importante, pueden hacerlo de manera universal con todo tipo de idiomas.
Los adultos, sin embargo, simplemente no podemos. Si bien podemos identificar sonidos diferentes en nuestros propios idiomas, nos cuesta hacerlo en lenguas extranjeras.
Los descubrimientos de la profesora Kuhl muestran que el periodo crítico de un bebé comprende entre los 6 y los 8 meses, momento en el cual recogen de forma activa “estadísticas” sobre los sonidos del idioma en concreto al que están expuestos.
Pero conforme nos hacemos mayores, dejamos de hacer esto. A cambio, estamos limitados por recuerdos que nos enseñaron a reconocer sonidos específicos e interpretarlos.
Al hacernos mayores, al parecer, es más difícil absorber información nueva y procesarla para crear algo nuevo en una lengua extranjera.
Una vez más, la investigación de la profesora Kuhl lo confirma.
Los investigadores de su equipo analizaron el comportamiento de bebés estadounidenses que jamás habían escuchado un segundo idioma y los expuso al chino mandarín, haciendo que tuvieran que interactuar con hablantes nativos de mandarín.
Su investigación desveló que los bebés eran capaces de identificar distintos sonidos en el idioma, tal y como harían con el inglés.
De hecho, sus descubrimientos subrayan que tras solo dos meses, los bebés estadounidenses eran tan capaces de identificar distintos sonidos del mandarín como los bebés expuestos de forma nativa a este idioma.
 
Aprender un idioma es un ejercicio social.
 

EL APRENDIZAJE DE IDIOMAS: UN EJERCICIO SOCIAL

Otro aspecto final del estudio de la profesora Kuhl que ha reinventado por completo nuestra comprensión sobre el aprendizaje de idiomas es el siguiente:


Wrixer quotes“Aprender un idioma es un ejercicio social.”


La profesora Kuhl empleó el mismo experimento antes mencionado y alteró un factor. En vez de exponer a los bebés estadounidenses al mandarín en persona, los expuso a esta lengua mediante la televisión y otras formas de audio.
Ambos conjuntos de bebés no realizaron progreso alguno al identificar los sonidos del mandarín, mientras que los bebés expuestos al idioma en persona mejoraron enormemente.
Lo que esto sugiere es que existe un aspecto social único a la hora de aprender un idioma, en especial durante el periodo crítico.
 

VENTAJAS DE UN CEREBRO MULTILINGÜE

Hoy en día es muy común admirar el bilingüismo. Sin embargo, este no ha sido siempre el caso.
De hecho, antes de la década de los 60, el bilingüismo se consideraba un hándicap que ralentizaba el desarrollo de un niño al obligarle a distinguir entre los idiomas que estaba aprendiendo.
No obstante, esto ya no es así.
En la actualidad, hay estudios que revelan que el esfuerzo y la atención necesarias para alternar entre idiomas redunda literalmente en una mayor actividad cerebral.
En otras palabras, un niño bilingüe activa más partes de su cerebro al emplear dos lenguas de forma simultánea.
Una de las áreas principales del cerebro utilizadas para cambiar activamente entre idiomas y utilizarlos es la corteza prefrontal dorsolateral, responsable de gestionar las funciones ejecutivas, tales como la resolución de problemas, la concentración y la alternancia de tareas.
La actividad cerebral extra que los bilingües experimentan ha sido vinculada con una mayor densidad de materia gris (que contiene la mayoría de neuronas y sinapsis del cerebro), y posiblemente incluso con la posibilidad de retrasar el comienzo de enfermedades como el Alzheimer y la demencia.
 

¡PONTE A APRENDER!

Ahora ya lo sabes, hemos analizado detalladamente el cerebro bilingüe y cómo aprender idiomas podría en realidad aumentar tu actividad cerebral.
Si ya hablas otro idioma, bien por ti. Si no lo haces, nunca es demasiado tarde para aprender.
Si tenemos en cuenta los beneficios, podría ser un buen momento para lanzarte y tratar de aprender una nueva lengua.
Au revoir!